viernes, 27 de septiembre de 2013

Que valores les  damos a nuestros hijos?


Ayer me llamo mi hermano y me envío una foto por Whatssap. Me decía: Mira que sofrito ecológico con arroz ecológico están comiendo tus sobrinos!!!. Gracias por darme estos productos.!!

Gratificante, darme las gracias, pero para mi es mas gratificante que se esfuerce en cocinar para sus hijos. Días mas tarde me explico que hacer un sofrito tardas 1h, pero enseñar a sus niños todo el proceso y elaboración del plato, no solo comporta un aprendizaje culinario, sino un estimulo de unidad y cariño familiar.

Con esto quiero demostrar, que la dedicación a darle buenas practicas culinarias a tus hijos, y explicarle que son los productos ecológicos, a corto plazo le enseñas a dudar entre un Fast Food, o hacerse una comida casera.


Si deciden cocinar un plato casero, les entrara el gusanillo a explorar la gastronomía. ¿Porque?  No es más gratificante para un cocinero novato, que después de pasar una hora en la cocina, su plato este buenísimo, y no tiene nada que ver con el plato preparado que venden en el súper.

Cuando pasas esta fase, te enganchas a cocinar, compras buenos productos, y tú mismo los cocinas.


Este hecho, lo comparo con la alimentación ecológica. Valorar tu cuerpo, y lo que comes, es un proceso de aprendizaje diario. El estrés y los problemas cotidianos, nos ocultan que comemos y porque lo comemos. Valoremos nuestro cuerpo. !!!

viernes, 20 de septiembre de 2013

INTRO

Inauguro este blog, con la experiencia de 15 años en el sector de la alimentación ecológica. De profesión directivo en restauración, quise dar un cambio en mi vida, por la aparición de un cáncer en el estómago de mi hermano. 
Como muchos casos, este no es diferente a los demás, pero su aparición provoco la reflexión de los familiares y amigos más cercanos. 
Tengo la certeza, que explicando mi experiencia día a día, no cambiare los hábitos de las personas que me puedan seguir, pero si tener la visión global de la alimentos que tenemos a nuestro alcance y su consumo. Saber quien son los que provocan, que tengamos la necesidad de comer, lo que no necesitamos ingerir, y conseguir crear un modelo de vida monótono y autómata.


Gracias a nuestros abuelos, padres y madres, hemos recibido una cultura alimentaria autóctona de nuestra tierra. Posiblemente desde hace una década, a partir de los años 90, nuestros hábitos han cambiado sustancialmente, por el bombardeo masivo en los medios de comunicación, de alimentos que se consumían, mas, por la imagen y el marketing mediático, que, por el valor nutricional que contenían.

Después de ignorar la gravedad de las consecuencias actuales, las mismas marcas del sector, que han provocado una seria de problemas de salud, corren a pasos agigantados para lavar la imagen de sus productos. Dejando ver que son naturales, sin conservantes, sin colorantes etc.

Es verdad lo que comunican, pero nunca dirán que las harinas, azucares, grasas vegetales y animales, y otros componentes, provienen de la agricultura convencional y mejor dicho, de materias primas transgénicas, procedentes de países, donde están autorizados para el consumo humano.


No seria posible alimentar a toda la población mundial sin estas materias primas, pero si debemos reflexionar sobre las futuras generaciones.  Una calidad alimentaria con los mínimos componentes químicos, reducirían las cadena de enfermedades que nos rodea en el siglo XXI.

Por ello, las mismas industrias, están utilizando componentes procedentes de la agricultura ecológica, como melazas de trigo y maíz, como edulcorantes; pasta de cacao, para potenciar el sabor del chocolate, y otras materias las cuales sustituyen a los componentes químicos.

Se han dado cuenta que comparativamente, es mas rentable comprar toneladas de trigo orgánico, para fabricar derivados, que comprar potenciadores y aditivos químicos, a las empresas farmacéuticas y químicas.

De esa forma, poco a poco volvemos al ciclo afectivo de nuestras generaciones pasadas, que son lo recuerdos, aromáticos y gustativos, de la gastronomía de nuestra tierra.